Entradas

Mostrando entradas de 2017

Poco empático

Sucede que a veces no queremos observar lo que tenemos al rededor: es preferible mirar y pasar. Pasear por todo el ancho de nuestra comodidad Y ser quienes somos ignorando lo que realmente queremos ser. Llegar a la cima más alta y ser con las nubes. Y flotar Flotar y caer. Porque siempre que se está muy arriba la caída es más fuerte Y me sumerjo hasta lo más profundo del mar con mis pies vacíos Sintiendo la arena tan fría Y me distraigo mirando los peces más extraños que nunca antes vi Y me atrapan Queriendo sentir todos sus colores; Porque uno nunca está satisfecho con lo que ya conoce Con lo que ya sabe, Pero muy en el fondo del mar, Muy en el fondo de ti Sabes que tú mismo te lanzaste así Tan profundo, Así tan al fondo. Pero no. Pienso y subo Subir lo más alto con el impulso de todas tus convicciones Poniendo en práctica nuestras predicciones Frente a todo. Siempre ser lo que realmente creemos muy dentro de nuestras caparazones. Capas. Corazones.
Puedo describirte todas las sensaciones de la manera más detallada para naturalizar, de algún modo, este enredo que siento como un vértigo que se a apodera de mi, que me mantiene ansiosa y expectante frente a cualquier paso o movimiento que das dentro de mí atmósfera inquebrantable.
Y es que a veces siento como si una llama quisiera salir de mi, escapando como agua por mis ojos, quemando de paso, mi pecho.  Se mantiene ahí por unos segundos hasta que de a a poco empiezo a recordar que nada es en vano.

Nunca mirar atrás

Prefiero hundirme muy profundo antes de aceptar que volvamos a amarrar todos nuestros planes en el ancla más pesada de nuestro viaje. Entiendo que amarrar no nos deja avanzar ni un paso más sin que este elástico se rompa. Y soltar de una vez, obligados, cada parte que contenía nuestra unión. Avanzar y no mirar atrás.
Contenerme hasta explotar, llenar cada una de mis espacios y que se sientan igual de vacíos.

Las piezas que faltaron

y es ahora, cuando levanto la mirada por fin, es que me doy cuenta de que todas las piezas que pusimos en esto que es vivir fueron puestas de manera correcta, sin saltarnos ninguna, siguiendo el orden común que nos implanta la vida. Busco entre el pasto si es que nos quedara alguna fracción de error que haga retroceder nuestro juego y empezarlo otra vez me esperanzo y no encuentro. Quizás el pasto está muy largo y ya está muy oscuro para quedarme a buscar por una y otra vez la misma pieza que sospecho que falta pero no están todas esperando a comenzar otra nueva partida con otros jugadores y me mantengo expectante mirando cómo los demás llevan a cabo su juego.

No te vi

Sentir el frío tan dentro de ti que te astilla cada uno de tus huesos, tan profundo y no te deja avanzar por el sendero que llega al último rayo de sol que nos quedó de esta tarde. Te quedas aturdido con la luz que se acerca y te encandila hasta cegarte.  Otra parte más se queda estupefacta, a la espera de los brazos que sostengan tu cuerpo.  Corro desesperada buscando la ayuda que te mantenga en tu calidez y paso por alto que el calor preciso lo tengo dentro de mi corazón.
Intento seguir el hilo y captar cada letra chica que se entre lee en todo lo que te cuesta decirme, mirar tus ojos y no perderme entre ellos y la intensidad que poseen inocentes, escuchar cada sonido que sale de tu sin quedarme pegada a las comillas que encierran tus palabras, me bloqueo y no logro captar el verdadero mensaje. Intento escalar el cerro de la vida, sin precipitarme, antes de dar los pasos fundamentales para subir a lo más alto que podamos llegar, subir sin caer y nunca caer 

la pena

Y es que a veces siento como si una llama quisiera salir de mi, escapando como agua por mis ojos, quemando de paso, mi pecho. Se mantiene así por unos segundos hasta que, de a poco, empiezo a recordar que nada es en vano.

Quebrados

Puedo describirte todo lo que hay bajo el agua, en calma, bajo tu agua tormentosa, corriente que corre con fuerza, verdosa, ruidosa. Estoy debajo. Debajo del río con las plantas que ahí crecen. Debajo. Desde abajo de ese ruido que es más fuerte que mi no ruido de crecer, pero que cuando crezco soy más fuerte que esa corriente que se forma en tu cascada tímida que poco cae sin precipitarse.

Apoyar me

Cuando voy y subo a tus hombros anchos que me mantienen a mis anchas que me calman y me duermo porque sé que ahí por muy alto que parezca se eleva y se va todo el vértigo insistente que no nos deja volar.

Crecer

y bueno, ahora que estoy más grande más calmada más precisa sigo cometiendo los mismos errores pero los miro satisfecha por que de todos aquellos me quedo con un poco de dicha.

Ir

Quisiera encontrar una manera de escapar, utilizar la sustancia perfecta que me haga desaparecer por días, por años o quizás por horas. Escapar. Sentir la libertad en todos mis poros, en orden, uno por uno y descubrir el modo de estar tranquila en este mundo lleno de sustancias tan circunstanciales y oníricas. Quisiera soñar, soñar contigo, que me beses y volar, que me ames y sentir. Por fin sentir. Dentro de mis sensaciones reales, normales para un mundo lleno de vicios y rehabilitaciones de los mismos, que nos hace sentir las ganas de escapar de esta existencia tan real, obligados a cumplir con aquellos que nunca entienden lo que es soñar. Fantasías. Ser y no ser. Querer cambiar todas las realidades propias de este siglo hiper comunicado, imprevisto, tecnológico, que nos olvida entre sus redes poco sociales, poco verdaderas y decirle a aquellos, verdaderos, que la verdad y el camino está entre nosotros mismos. Quisiera ser y nunca dejar de ser quién soy hoy, quien he sido du

Tiempo ilógico

Cuánto tiempo ha pasado desde esos años que siento tan ajenos a mi ser, que se van encerrando, sin voluntad, en una caja muy pequeña, que mientras se llena va ocupando todos esos espacios que me dejan vacía, teniendo que desaparecer, cronológicamente, cada pequeña parte que me hace estar completa. Inocencia. Como si el tiempo, la lógica  y mi mente pudieran ponerse de acuerdo.

Restar

Me sumo al último suspiro que culmina con la tarde adormecida entre risas que emanan desde lo más profundo de mi ser. Todo nuestros anhelos deambulan en mi.

Ser es

Soy la lluvia débil que no se mezcla con tus lágrimas. Soy el sol de invierno que no quema tu culpa. Soy ese viento cálido de verano que no refresca ni uno solo de tus pensamientos. Soy la gravedad más potente que no te deja avanzar y tú no eres. Nunca eres.

Hoy

Uniremos todas las fuerzas inconclusas que nunca dejaron ser.

Exigir

Cariño solo te pido la paz. Encontrar las palabras perfectas para cerrar este desencuentro y unir las piezas que nos mantienen unidos, a salvo o por separado. Te pido entender la vida con sus caídas y vuelos eternos por los cielos del amor. Cariño solo te pido.

Mirarte

Cuando se me cruzan tus ojos siento como si algo dentro  de mi quisiera explotar y me sumo inmersa a la duda del  amor eterno que rebalsa en todas las palabras que salen  de tu boca transmutadas a fonemas vacíos e indescifrables  expulsados con calor.

Ayuda

Y mientras tanto yo te grito te bailo y te grito te pido ayuda entre risas firmes, falsas, nerviosas. Te grito y no me escuchas. Ayuda. Los decibeles usados en este conjunto de palabras no bastan. Nunca bastan.

Amor

Puedo decirte siempre decirte tal vez. Quizás puedo decirte que eres con tus formas y tus tiempos y somos la falla, el entrevisto al paso del tiempo imprevisto, inconsciente que siente. Nos siente.

Amiga.

Te veo te abrazo te escucho infinita por horas por años y pienso segura que es propio de tu signo dual espacial y me mantengo expectante sabiendo que escucharnos hace tanto bien para calmar y reír, reírnos de nosotras y de aquellos que nunca entienden que nos saben cómo reír. -A Saide por su eterna amistad.

No pensar

Hoy no, hoy no tengo cabeza. Quiero sumergirme en el agua en el charco que forman mis lágrimas que me ahogan y no tengo salvavidas una señal que me mantenga alerta con ganas. Y levantarme de nuevo para volver a caer muy bajo, al fondo inmedible, al fondo del que todos escapamos, el hoyo que te hunde, el hoyo que está entre tu yo y tu otro yo. El hoyo que hay después del desencuentro de tu única cabeza de tu única respuesta involuntaria que mantiene una eterna batalla interna de tus hechos contra tus pensamientos confusos, contradictorios. Pero vas y encuentras la falla, el nexo entre ambos que los une en un mismo cuerpo inocente. Errante.

Qué culpa tiene

Qué culpa tiene el invierno y sus días grises nublados queriendo llover queriendo llorar borrar la pena de algún modo. Qué culpa tiene el siglo tan moderno tan variado de la espontaneidad de tus actos confusos e impulsivos queriendo hacerte desparecer. Y es que al parecer invernar es la única opción para dejar ir y por fin sanar.