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Mostrando entradas de febrero, 2018

Cómo sigo ahora

Es como intentar descifrar un montón de procesos que nunca antes debiste afrontar y buscar las respuestas de todas aquellas preguntas que no te dejan caminar en la soledad y disfrutar de ella, sin tenerle miedo a estar contigo como abrigo y contención de tus situaciones, pero aún no logro comprender y me camuflo entre aquellas pequeñas muestras del más inocente amor de miradas que juegan con mi mente. Yo sé, es muy corriente, pero es que acaso no se sabe lo muy común muy satisfactorio, por muy repetido que que este sea; hay cosas por las que todos debemos pasar. Encontrar entre nosotros mismos la clave para seguir avanzando sin devolverse, dejando de caer una y otra vez en las mismas trampas en la admisión de nuevas formas de vida que se plantean de manera involuntaria en tu propia vida.

Con lentes si pudiera

Se trata de detenernos justo en el punto correcto y contemplar nuestro ambiente maravillándonos con cada una de las partes preciosas, precisas. Permanecer sin olvidar ningún detalle Permanecer sin ser.

transmitir

No está tan descabellado pensar que cuando el sol sale enceguece todos los placeres de la oscuridad nocturna, en la que nos paseamos por las noches caminando en la soledad del amanecer. No es tan descabellado pensar que es en ese momento, antes del amanecer, nuestros sentidos se posan en lo más alto, justo cuando la luna se saluda con el nuevo sol del nuevo día, tan inoportuno que nos arrebata ese momento tan único. Tan solo. En donde no vemos más que con la luz de la luna.

Como mi otra mitad

No es mentira cuando te digo que el cielo lo hace todo y tú me miras con esa cara de ya saberlo, que me hace dudar, un poco y te respondo preguntando si que acaso ese azul es el más perfecto e irreproducible que podamos ver, que se hace único cuando varía con el pasar de las nubes más espesas explotando en gotas. Me haces dudar porque creo que siempre puedes tener la razón, porque sé que sabes. Sabes bien. Pero yo, confiada en que sé que bien sé, insisto llevándote a todos los atardeceres que tengamos al alcance y que logres entender que no es mentira. Nos quedamos mirando hasta que vuelve el sol a posarse en el mismo horizonte que tuvimos ayer, vamos a la casa y comentamos lo sucedido. A mi parecer, quizás le faltó un par de nubes nocturnas para verlas pasar encima del manto de estrellas que teníamos de techo, pero no, eso sería mucho pedir. Siempre querer más. Porque la verdad es que estuvo perfecto, siempre todo es muy perfecto, cuando del cielo se trata. Me dices que tu part

Espectro pequeño

Sigo pasando por la misma puerta una y otra vez, intento cerrarla para no atravesarla una vez más. Sin ignorar la chapa que no cierra. Sin ignorar la bisagra que resuena en mi cabeza. Y avanzo. La cierro con fuerza y llego a las nubes más livianas que antes pisé. La cierro con la fuerza de mis principios que se ocultan cuando tengo miedo. Y busco la manera más sensata de cerrarla, porque el sol que por ahí entra nos está quemando la cara al amanecer y no nos deja seguir soñando.

Notas a un ego herido

Entiendo, se siente como el piso tira más fuerte que cualquier imán y te golpea muy dentro, justo en tu orgullo tan grande. Que situación tan compleja, tratando de comparar el dolor del golpe con algún malestar de tus órganos, muy banales para sentir, si quiera, algo con tal nivel de importancia. (Nótese, de lo más importante, sin considerar la gravedad del asunto). Sucede que estás en el piso y no te has levantado, porque siempre nos empecinamos en buscarle la comodidad al lugar más incómodo; es preferible buscar sin moverse que salir por plenitud. Descansas un poco a pesar de las dificultados, juntas las energías necesarias para dar el gran salto: te impulsas con todas las fuerzas que lograste captar en esta pasada y emprender con lo aprendido. Otra vez te elevas a lo más alto y vuelves a volar.